miércoles, 12 de marzo de 2008

TRANSPARENCIA EN EN MENSAJE

Si entendemos que transparencia es "nada que ocultar", "nada que distorcione" o "cristal que permite dejar ver de uno y otro lado" El mensaje transparente que emitimos tiene que ser corto, claro, específico y directo. Sin variación y con el lenguaje, cualquiera fuera éste, apropiado.

EL DIÁLOGO Y SUS CONDICIONES

Gregorio Iriarte o.m.i.

El diálogo en política es siempre necesario, tal es así que se ha llegado a definir la política como el arte de dialogar.
Para que haya diálogo no es necesario que exista uniformidad. Más bien, al contrario: donde no existan diferencias, reales o imaginarias, no puede existir un verdadero dialogo. El diálogo parte de posiciones diferenciadas. Ahora bien, el grado de diferenciación puede ser mínimo como puede ser abismal.
En este caso, el diálogo político toma el carácter de máxima urgencia y de una necesidad imprescindible. Cuando esas diferencias son profundamente negativas para el bien común de la sociedad, el diálogo se constituye en la única “tabla de salvación”. No recurrir a él es dejarse arrastrar por el torbellino en una especie de suicidio colectivo.
El diálogo busca la unidad en la diversidad, no la uniformidad. Respeta la diferenciación, avanzando hacia la complementariedad. Reconoce la pluralidad de perspectivas, de tradiciones, de culturas, de razas, de lenguas, de pisos ecológicos….como una gran riqueza que hay que fomentar… Es la primera condición para un auténtico diálogo.
Una segunda condición es que cada dialogante sea fiel a sí mismo, definiendo claramente sus ideas y su propia identidad, sin escamotear la verdad. Tiene que haber transparencia en cada una de sus propuestas y jugar siempre “con todas las cartas sobre la mesa” y, desde luego, sin “naipes marcados”. Es decir: tiene que existir, ante todo, en cada uno, honestidad.
Esto debe llevarles a formular y concretar una base común de aceptación, en la que todos estén de acuerdo, ya que en ella se conjugan las ideas y los intereses de todos. Sobre la aceptación de esa base fundamental se irán después proponiendo y aceptando o rechazando las distintas propuestas.
Frente a la tremenda crisis institucional que divide el país actualmente creemos que el acuerdo primero y fundamental que deberían aceptar todos los grupos dialogantes es el de garantizar, ante todo y sobre todo, la unidad del país. Esta debería ser la idea básica a partir de la cual se pueden discutir después distintas e importantes propuestas. Esos proyectos y otras muchas competencias podrán ser aceptados en la medida en que no rompan o amenacen a la unidad del país.
Hay que avanzar en la vigencia de los valores de la ciudadanía para todos, sin distinción de origen, razas, etnias o culturas… uniendo las exigencias de la justicia con el respeto a los sentimientos de pertenencia a una comunidad o a una región determinada.

Se deben articular las tensiones entre la fidelidad a la propia identidad con los derechos e intereses de todos y cada uno.
Toda realidad política debe estar enmarcada en los valores de la ética. La política nunca podrá ser realmente humana si no está regida por esos valores. Uno de los graves problemas por el que travesamos es que se ha dado y se está dando un peligroso alejamiento de los valores morales. Es necesario que ellos estén presentes en el ejercicio de la autoridad, tanto nacional, como departamental o local.
Las exigencias éticas insoslayables en el momento actual las podríamos resumir en tres propuestas:
- Cualquier decisión que se tome tiene que estar inspirada en los grandes
los principios de la ética y la moral social.
- Todo proyecto o iniciativa que se asuma, tanto a nivel nacional, como
departamental, tiene que estar enmarcado dentro de orden jurídico
vigente.
- El objetivo que debe guiar todas esas decisiones debe ser el bien común
de toda la comunidad nacional, tanto en lo regional, como en lo
departamental y local.

Hay que reconocer la presencia dinámica y positiva de los nuevos sujetos sociales que han entrado en acción de un tiempo a esta parte, y que se los designa con el nombre genérico de “sociedad civil”: los pueblos indígenas , las organizaciones de mujeres y el liderazgo femenino, los movimientos populares, la valoración de lo regional, las ONGs, la nueva conciencia municipalista, las organizaciones de base, los comités cívicos, las juntas vecinales, la defensoría del pueblo, los grupos ecológicos…etc
La finalidad de la política es la de llegar a armonizar los intereses de todos los grupos sociales, por más antagónicos que parezcan. Toda la “sociedad civil” debería entrar en la cultura y la dinámica del diálogo.